domingo, 15 de febrero de 2009
LES CHANSONS D'AMOUR

La cosa va de... una pareja de París que tiene un buen apartamento, trabajos interesantes y una familia de mente abierta, en lo que parece una vida idílica. Desde hace unas semanas, han abierto su pareja a otra mujer y son un 'menage à trois' en toda regla, durmiendo los tres en la misma cama. Todo cambia cuando un día salen a un concierto y ella empieza a sentirse mal, por lo que le pide a su novio que abandonen el local. Entre medias, canciones y más canciones, como en El otro lado de la cama, pero con un grado mayor de dignidad y con drama en vez de comedia.
Lo mejor... que como película ligerita es de lo más recomendable, por lo bien acabada que está. Los títulos de crédito del principio tienen un cierto aire a cine francés de quilates: una estupenda invitación. Es maravillosa la presencia de Ludivine Sagnier, posiblemente de las mejores actrices jóvenes de Francia, de las que más fuerza tengan con su mera presencia en pantalla. Y sale París, un París precioso, chabroliano, estupendo. Como es. Por cierto, atención a Grégoire Leprince-Ringuet, el morbo que tiene, y todo eso.
Lo peor... Louis Garrel, que resulta irritante cuando se hace el gracioso y absolutamente ridículo cuando se enfrenta al drama ("Delta Charlie Delta"). Un error absoluto, se tome por donde tome. La película tiene un perfil bajo y, en ese nivel, cumple, a pesar de que la disposición de las canciones en la trama, en ciertos momentos, actúe como dique para entorpecer que la narración fluya.
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