jueves, 12 de febrero de 2009
TONY MANERO

La cosa va de... un cincuentón del Chile de finales de los setenta que tiene una pasión: Tony Manero. Y por ello va una y otra vez al cine para ver Fiebre del sábado noche, para aprender los pasos, las coreografías, los diálogos. Todo. A la vez, tiene un espectáculo junto a sus vecinos en el que imitan pasos de la película. Chile Televisión ha organizado un concurso para elegir a la versión local de Tony Manero, para lo que empieza a prepararse. Entre sus primeros objetivos, comprar ladrillos de vidrio para construir un suelo luminoso.
Lo mejor... que es de ese tipo de películas incómodas de ver, pero que sabe mejor cuando se paladea. No deja de ser la historia de un personaje con aires de perdedor y serios problemas de afectos: ya no se empalma, tiene la cabeza en otra parte. Tiene momentos de fuerza y Chile la eligió como representante para los Oscar. No fue elegida, pero el gesto ya es muestra de una cierta valentía, por el toque diferente que tiene la propuesta.
Lo peor... que como fresco social del Chile de Pinochet es algo deficiente, en ese terreno suspende. Mejora cuando busca lo negro, lo turbio, y baja enteros cuando cae en pequeñas convencionalidades.
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