viernes, 27 de febrero de 2009
WITNESS FOR THE PROSECUTION

La cosa va de... un viejo abogado criminalista de Londres que acaba de sufrir un ataque al corazón y que regresa a casa tras ser dado de alto y/o expulsado por su mal humor. Aunque los médicos le aconsejan que sólo acepte casos tranquilos, no puede resistirse a conocer de primera mano, e implicarse después, en la defensa de un hombre sin apenas dinero al que se acusa de haber asesinado a una anciana viuda con la que había entablado amistad y que, curiosamente, le ha dejado en su testamento 80.000 libras.
Lo mejor... que es todo un clásico judicial y una estupenda adaptación de la obra de Agatha Christie, conservando el suspense hasta el final. Muchos la han acusado de tramposa, y es cierto, pero ese es precisamente uno de sus grandes aciertos: su capacidad para tejer una red en la que es muy fácil caer y que resulta fatalmente atractiva. El guion está plagado de frases memorables, al estilo Billy Wilder, y conserva en general un encanto clásico, Marlene Dietrich mediante, en un momento de inicio del cambio en Hollywood.
Lo peor... el giro final [prohibido revelarlo] es uno de sus grandes aciertos, aunque el desencadenante es, cuando menos, grotesco e inverosímil. Pero a Wilder se le perdona eso y mucho más.
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