domingo, 8 de marzo de 2009
POSTALES DE LENINGRADO

La cosa va de... una niña que cuenta la historia de su infancia y cómo sus padres formaban parte de un grupo guerrillero de extrema izquierda/revolucionario en la Venezuela de los sesenta. Como su primo Teo, decide (o no) versionar la realidad y 'oculta' las vivencias de la gente que le rodea con un tono de aventura de superhéroes, en una continua aventura. La diferencia con su primo es que la madre de éste no está, y le escribe cartas desde Leningrado, un sitio muy lejano del que no se vuelve.
Lo mejor... las subtramas adultas, que están bien llevadas y los retazos ensamblan bien, superando en el fondo los pecados de la forma. En el envoltorio sí que funciona la estética de cómic de la imaginación de los niños y, sobre todo, la escena 'pop' sesentera del supermercado. Tiene problemas en el guión, especialmente en el principio, pero no deja de ser una prueba testimonial y bastante digna de una cinematografía tan débil como la venezolana. Aprueba por los pelos, pero aprueba.
Lo peor... que en muchas ocasiones eso tan temible que es la 'mirada infantil' sea sinónimo de 'mirada estúpida'. El planteamiento básico sobre el que se construye la película no es nuevo (Kamchatka, sin ir más lejos), aunque los giros sí que aportan elementos más originales. En la parte ideológica sobra un pelín de romanticismo, pero tampoco es una película que se recree en ese terreno.
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