miércoles, 1 de abril de 2009
LUZ DE DOMINGO

La cosa va de... un joven abogado que llega destinado a un pueblo asturiano, a principios de la década de 1910. El mismo día que se instala son las fiestas de la virgen y la gente está celebrándolo en la calle. Allí conoce a Estrella, una joven muy dulce, hija de un indiano que regresó a su tierra tras hacer fortuna. Pronto se da cuenta de que en el pueblo viven dos grupos con una fuerte rivalidad y disputa política: los 'chorizos' y los 'becerriles', estos últimos a las órdenes del cacique local.
Lo mejor... Carlos Larrañaga, que está perfecto en su papel de alcalde despreciable y que rozó el Goya. Y cuestiones técnicos como la dirección artística y la fotografía, como suele ser habitual con este director.
Lo peor... lo tremendamente rancio y plomizo que es José Luis Garci, uno de los ególatras más insufribles del cine español. Es cierto que esto es de lo más salvable que ha hecho en los últimos años, pero sigue repitiendo los errores habituales y golpeando con diálogos repulsivos. Y es que cuesta creer que en un pueblo asturiano de principios del XX se discuta tanto sobre los palacios de Viena, la batalla de Waterloo, si es mejor Beethoven o Mozart, o se digan cosas del tipo "la bruma anaranjada del crepúsculo". La música enfática se pasa de enfática, y cansa.
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