Ya no queda ni París - Películas

La cosa va de... un niño que trata de sobrevivir en un Berlín devastado tras la Segunda Guerra Mundial. Comparte habitación con su padre enfermo, su hermano ex soldado del Ejército nazi que vive escondido y su hermana sin trabajo, que por las noches sale a bailar con extranjeros para conseguir cigarrillos o algo que llevar a la mesa. El niño, de apenas doce años, tiene que salir a la calle para contribuir con algo a la situación de la familia, por lo que tras ser expulsado de un trabajo de cavar fosas intenta trapichear en el mercado negro, pero le engañan. 

Lo mejor... es prácticamente todo. Que por algo es una auténtica obra maestra de uno de los mejores directores de la historia. Un relato conmovedor, duro, a ras de suelo y lleno de fuerza sobre un momento histórico especialmente significativo, rodado sobre el terreno, en el sector francés del Berlín de la posguerra. Tiene el encanto del buen cine clásico y la capacidad devastadora y crítica del neorrealismo italiano, que para algo Roberto Rossellini es el padre del invento. Una de esas películas para ver. Y ver. Y volver a ver.

Lo peor... el prólogo pretendidamente aclaratorio, que sobra.